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Soltar lastre. Una habilidad poco habitual

Hay veces que el viento no nos lleva en la dirección que deseamos y cuando aparecen los problemas o los bloqueos nuestra actitud se sitúa en una altitud poco saludable. En estas situaciones, tener la capacidad de dejar ir, de dejar pasar todas las sensaciones negativas es fundamental para el cultivo de nuestra actitud.

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Es evidente (aunque a veces lo olvidemos), que no podemos cambiar la mayoría de las cosas. Lo único que sí podemos cambiar es nuestra actitud, nuestra forma de responder a lo que nos ocurre. No podemos cambiar “el” mundo, pero sí que podemos cambiar “cómo nos sentimos” en el mundo. Somos responsables de la altitud a la que nos movemos por la vida. También de soltar lastre para cambiar de altitud cuando los vientos no sean favorable. Hacen falta 20 segundos para que un pensamiento se transforme en sentimiento. Y cuando ese pensamiento convertido en sentimiento recorre tu cuerpo, es más difícil desprenderse de él. Muchas veces, el conflicto llega.Cambiar de altitud aceptando y soltando esos pensamientos/sentimientos es una habilidad que podemos aprender para esquivar a nuestro propio ego. Para conectarnos con nosotros mismos, con nuestro yo más auténtico. Aceptar, soltar y fluir requiere práctica. Cuando un sentimiento nos “secuestra” podemos observar diversas reacciones, agresivas, victimistas o culpabilizadoras. Aunque la práctica merece la pena para recuperar nuestra capacidad de ser felices y de tener la mejor predisposición a la vida. Cuando cambiamos de altitud, dejamos de resistirnos y soltamos los sentimientos negativos, recuperamos la mirada saludable a la vida. Cuando desarrollamos el autoconocimiento y autocontrol emocional para cambiar de altitud ante una mala noticia, un contratiempo o una situación desfavorable, estamos más preparados para que no se desencadene un río de emociones negativas que contagian nuestra actitud. Muchas veces es recomendable comportarnos como un piloto de avión, utilizando nuestra fuerza y potencia para movernos por las turbulencias de la vida, con una actitud incansable y proactiva, pero otras veces, es más conveniente comportarnos como un piloto de globo, fluyendo con el viento, sin resistirnos, sin pelear. Aceptando lo que no podemos cambiar y utilizando nuestra libertad para cambiar de altitud. Y para cambiar de altitud tenemos que actuar, haciendo un esfuerzo consciente para sanar todas aquellas “heridas” que provocan las respuestas desde el ego, dándonos cuenta de que estos sentimientos negativos están relacionados con nuestro miedo más básico relacionado con la supervivencia. Y que en la mayoría de las ocasiones, es un miedo fantasma. Dejar ir implica no apegarse a nada, a ningún sentimiento ni deseo. Está bien si pasa. Y también si no pasa. Es fantástico tener deseos y sueños, claro. El conflicto puede aparecer cuando esas cosas no se cumplen y te quedas apegado a ellas. Cuando sentimos frustración por no haber alcanzado una expectativa determinada. En esta sociedad en la que vivimos es bastante difícil no tener expectativas, aunque digan que es la clave de la felicidad. No hay nada de malo en ello. Aunque conviene saber cambiar de altitud, adaptarse y aceptar la realidad cuando las cosas no salen como tú querías. Solo cuando dejas de resistirte, aparece la magia. Relájate, suelta lastre. ¿A cuántas cosas te estás resistiendo en tu vida?

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