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raul carbonell escalada

La utilidad de lo inútil

Aunque parezca extraño en estos días, no vamos ni venimos. Estamos. La experiencia es única: fluir dentro del viento en silencio. En mi opinión, la grandeza de un vuelo en globo reside en su simplicidad. ¿Y qué utilidad le encuentro a una actividad tan inútil? Trasladar a mi vida cotidiana, a la toma de decisiones, a las relaciones personales la magia de soltar lastre y elevarnos para tomar perspectiva, para ampliar nuestra mirada, tomando conciencia de la magia del momento presente, el único lugar donde podemos actuar para encontrar el equilibrio y fluir.

En mis conferencias, suelo presentarme como un artesano. Artesano de experiencias.

 

Para algunos, me dedico a algo completamente inútil. Para otros, hago realidad un sueño.

 

En realidad me dedico a lo que me apasiona, volar en globo. Ofrecemos a nuestros clientes poder disfrutar de la libertad de volar dentro del viento. Del relax del silencio. De mirar desde otro punto de vista. De fluir con el viento. Ofrecemos experiencias únicas, sensaciones diferentes y la máxima seguridad en un entorno natural de gran belleza.

 

Para nosotros, nuestro trabajo es una filosofía de vida: Un viaje en globo es sinónimo de aventura, entendiendo la palabra aventura como la curiosidad que nos mueve para buscar qué hay más allá del próximo horizonte. En un mundo cada vez más previsible, volar en globo nos ofrece espacios de incertidumbre, y es en estos espacios donde aprendemos a ser más flexibles, más tolerantes; a adaptarnos mejor y a mirar, en vez de ver, más allá de la punta de nuestros pies.

 

Como dijo Lionel Terray, uno de los grandes pioneros del alpinismo, casi todos conocen la utilidad de lo útil, pero pocos conocen la utilidad de lo inútil.

 

raul carbonell aventura

Aunque parezca extraño en estos días, no vamos ni venimos. Estamos. La experiencia es única: fluir dentro del viento en silencio. En mi opinión, la grandeza de un vuelo en globo reside en su simplicidad. ¿Y qué utilidad le encuentro a una actividad tan inútil? Trasladar a mi vida cotidiana, a la toma de decisiones, a las relaciones personales la magia de soltar lastre y elevarnos para tomar perspectiva, para ampliar nuestra mirada, tomando conciencia de la magia del momento presente, el único lugar donde podemos actuar para encontrar el equilibrio y fluir.

 

Para la gran mayoría de nosotros, cuando llega el momento de afrontar una turbulencia, el principal enemigo somos nosotros mismos. Nuestra autoestima y la imagen que tenemos de nosotros mismos están demasiado vinculadas a los resultados. El ego controla gran parte de nuestro comportamiento, y demasiado a menudo actuamos basándonos en el miedo y la huida, más que en el amor por el reto, la curiosidad o la aventura misma. Jugamos a no perder, en vez de salir a ganar.

 

Cuando el viento nos empuja hacia nuevos horizontes y empezamos a forzar los límites, nuestros hábitos más arraigados casi siempre se hacen con el control. Cuando el viento sopla suavemente, todos somos héroes. Sólo cuando aparecen las turbulencias o la tormenta, podemos descubrir nuestro verdadero nivel y desarrollar nuestro potencial, evolucionando a través de la exploración de lo desconocido y aprendiendo a cambiar el punto de vista desde donde miramos, para generar más opciones que nos permitan relacionarnos con la incertidumbre y el cambio de una manera más serena y positiva.

 

Otra actividad inútil que me apasiona, es la escalada y el alpinismo. Esta foto es un buen resumen de mi experiencia vital de los últimos 20 años. La tomé desde la cumbre del monte DENALI, en Alaska, mientras mi hermano llegaba al abrazo.

 

Escalamos una de las montañas más frías del Mundo sin saber

  • Escalar en hielo.
  • Esquiar.
  • Yo sin saber aún ni papa de inglés.

Y nos dimos cuenta de que lo que no sabes o no tienes, no te hace subir. Subes por lo que sabes y tienes.

 

Teníamos un objetivo claro.

Teníamos una motivación infinita

Teníamos la creatividad y la confianza de encontrar el modo.

 

Como dice Ramón Portilla, “Cerca de la cumbre tenemos mil excusas para bajar y una razón para subir”. ¿Cuál es la tuya?

 


Lo primero que aprendemos en una gran montaña es a ser humildes, a tomar perspectiva, a ampliar nuestra mirada y contemplar otros puntos de vista. Lo segundo es que lo que nos hace subir a lo más alto es nuestra pasión, la energía y el empuje que salen de lo más profundo de nuestro corazón. Después lo enfocaremos y potenciaremos con la razón y la lógica. Pero los motivos para seguir subiendo y no bajarnos, saldrán de nuestro corazón.

 

Aprender, practicar, estudiar, planificar, estimular la mente, compartir las experiencias, observar, visualizar, actualizar y estar en forma (física y mental) es parte del entrenamiento y la formación de los que perseguimos grandes cimas. Y estas habilidades, que se entrenan y trabajan, pueden ser de gran utilidad para aquellos equipos o personas que tienen su mirada en lo más alto y quieren ascender sus propias montañas.

 

El mundo de la montaña comparte muchos aspectos con nuestro día a día: gestión del tiempo, recursos, objetivos, personas, planes, expectativas, autoliderazgo, trabajo en equipo, gestión de la adversidad y un largo etcétera. Cuando estamos de expedición, miramos y analizamos algunos indicadores: altitud, hora, viento, distancia, la temperatura, oxigenación en sangre, etc. que nos orientan sobre los progresos, condiciones y posibilidades para llegar a la cima. Pero toda esa información no es la que nos mueve a salir en mitad de la noche a -40ºC a alcanzar nuestro sueño. Para que todo esto tenga sentido y esté alineado con la meta, tenemos que haber entrenado una serie de competencias imprescindibles a partir de una determinada altitud donde la montaña deja de ser un reto deportivo y se convierte en un desafío mental.

 

Algunas de las características de los equipos de alto rendimiento, y de las personas que los forman, son:

 

  • Aprender a estar con uno mismo. Cuando estamos muy alto o con malas condiciones meteorológicas, los avances se producen tras muchas horas de soledad. En estas circunstancias es decisivo el diálogo interior que cada uno mantenemos con nosotros mismos y que va a condicionar nuestras decisiones y nuestra motivación. Saber mantener el estado de ánimo que nos permita dar el siguiente paso es una habilidad fundamental. Así como conocer los estados de ánimo que nos paralizan y aprender a aceptarlos y cambiarlos.
  • Saber rodearse de gente optimista. En circunstancias críticas, donde cada detalle cuenta, y las condiciones se vuelven difíciles, de riesgo o demasiado inciertas, es conveniente contar con un buen equipo. Y con ello no me refiero a personas con recursos técnicos: si hemos llegado hasta aquí arriba, todos los tenemos, estos recursos. Me refiero sobre todo a personas con una mirada optimista, que no pierda de vista el objetivo final, y que encuentren motivos para seguir subiendo y no para bajarse en medio de la tormenta.
  • Abrirse a aprender de los demás. Una de las principales características de los equipos de alto rendimiento es que sus miembros mantienen una actitud curiosa y de continuo aprendizaje de los compañeros y del medio. Compartir expectativas, declarar dudas, manifestar desacuerdos. Aprender, entrenar nuevas habilidades, aprovechar la experiencia de otros, dejarte ayudar cuando encuentras un bloqueo son rasgos comunes de los equipos que comparten grandes metas y objetivos.
  • La perseverancia. Aunque no te asegura la cima, te permite continuar escalando y dando pasos hacia lo más alto. Cuando estamos escalando una gran montaña, la referencia es cada uno. Compararse con éxitos o fracasos de otros no suele ser buen compañero de cordada. Es mucho mejor tomar las propias decisiones y seguirlas hasta agotar las posibilidades.
  • Conocer tu lado oscuro. El lado oscuro es la versión de mí mismo que piensa más en los motivos para abandonar que en las razones para seguir subiendo. Nos sentimos vulnerables, y en vez de trabajarlo y hablarlo, tratamos de esconderlo. Pero llegamos a la cima por lo que hacemos, no por lo que sabemos o pensamos. Hablar y compartir nuestros miedos y nuestro lado más vulnerable, generará compromiso y confianza en el equipo.
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