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Cuando te cambia el viento, ¿Miras al horizonte o a la punta de tus pies?

Cuando trabajamos en equipo, lideramos personas o emprendemos una aventura, debemos canalizar la energía hacia dos metas igualmente importantes: primero, tenemos que ser conscientes de nuestro objetivo final, el objetivo estratégico a más largo plazo, aunque a veces este objetivo puede ser distante e incierto. Y mientras buscamos la altitud adecuada donde se encuentra el viento que deseamos, nos ocupamos y ponemos el foco en las tareas a corto plazo, que generan impulso y nos mantienen en el camino que hemos decidido recorrer. Son dos habilidades de liderazgo esenciales, pero muy diferentes entre sí. El viento cambia. Las circunstancias cambian. La seguridad, el confort o la estabilidad son conceptos abstractos y cambiantes que aparecen y desaparecen. Cuándo se produce un cambio, ¿eres capaz de cambiar tú también de altitud para adaptarte? Y si el cambio es irreversible, ¿eres capaz de readaptar tu altitud para tener una nueva perspectiva?

Viaje en globo

Explorar lo desconocido implica encontrarte sucesos inesperados. Los cambios de las condiciones ambientales y las oportunidades forman parte de cualquier aventura que implique innovación y riesgo. Por ello, tanto si lideras equipos como si quieres liderar tu propia vida, has de estar dispuesto a cambiar de altitud y también a saber cambiar las metas a largo y corto plazo sin aferrarte al pasado, comprometiéndote en estas nuevas metas, con la misma pasión y energía. Cuando aparece la incertidumbre, suele aparecer también a ansiedad. Y en este punto es muy importante canalizar y focalizar esta energía, dirigiéndola hacia pequeñas acciones que puedes hacer ahora y que te van a acercar a tu objetivo. Recuerdo una travesía alpina en globo, en la que el viento nos llevaba completamente paralelos a las cumbres de 4000 metros. Lo cual implicaba que no podríamos bajar ni aterrizar durante los 200 kilómetros que habían hasta el próximo valle.La fuerza del viento era débil, unos 35 km/h, y en esas condiciones, íbamos a tardar unas 6 horas en atravesar longitudinalmente la cordillera que teníamos por delante. Era mi primera experiencia alpina en globo y la ansiedad apareció rápido. Me resultó muy útil explicar a los demás miembros del equipo que íbamos a poner el foco en mantener al milímetro el nivel de vuelo, para aprovechar al máximo lo que teníamos disponible. Cada uno se puso a lo suyo, sin olvidar dónde íbamos (nuestra meta final) pero centrados con lo que llevamos entre manos, para de esta forma canalizar y aprovechar la energía que provoca la incertidumbre. Cambiar de altitud a nivel mental para desviar la atención y aprovecharla en la tarea inmediata.

Viaje en globo

Cambiar de altitud para aprovechar cualquier oportunidad y realizar acciones decisivas, esquivando el desánimo que se produce cuando algunos esfuerzos resultan infructuosos, como cuando tras 6 horas de vuelo, con la noche que llegaba, con poco gas, el viento cambió y nos desbarató la maniobra de aterrizaje. Mantener una postura mental de posibilidad fue la clave para la buena finalización de un vuelo fantástico. El “éxito”se esconde muchas veces tras muchas victorias pequeñas. Otro punto importante a tener en cuenta, si lideras equipos, es no focalizar sólo tu ansiedad o escuchar sólo tus propias necesidades. Si lo haces, lo más probable es que tu equipo quede a la deriva. Tienes que cambiar tu altitud para encontrar un punto de equilibrio, a un nivel superior, entre tus propias necesidades y las necesidades del grupo, además de canalizar la ansiedad global y asegurar que todas las personas mantengan el impulso y el foco. No te puedes dejar a nadie atrás. Hay ocasiones en las que no es posible emprender una acción decisiva y proactiva, pero hay otras formas de focalizar la energía del equipo, aún cuando esté bloqueado el movimiento directo hacia adelante.Una vez, mientras escalábamos el Denali, en Alaska, , nos quedamos atrapados por la tormenta durante 7 días en medio de un glaciar. Nevó sin parar todo el tiempo. Cada dos horas (de día y de noche) teníamos que salir de la tienda, equipados para la ventisca y la tormenta, para palear la nieve depositada encima de la tienda, evitando así que se rompiese del peso y nos quedáramos a la intemperie. Como habíamos hecho un porteo previo a un campo de altura, sólo teníamos comida para tres días. Fue decisivo crear unas rutinas diarias de palear, deshacer nieve para beber, leer, dormir, reírnos, descansar, escribir, etc..Crear un “orden” que daba una sensación de estabilidad y disminuía la ansiedad. La incertidumbre es inevitable cuando nos movemos por terreno sin explorar. Y de hecho, es lo que buscamos: espacios de incertidumbre donde aprender de la experiencia.

raul carbonell aventura

En estas situaciones, es crucial la habilidad de supervisar el estado de cada componente del grupo y percibir cuando alguien empieza a abrumarse, para redirigir la energía negativa hacia actividades que distraigan la atención de las personas sobre sus propios problemas y aprovechar esta energía para enfocarla hacia resultados positivos. Cuando dirigimos equipos, hay que escanear continuamente para detectar personas con ansiedad y preocupación, y una vez identificadas, pensar y actuar para capturar y canalizar esa energía libre. Asignar a esas personas a un proyecto especial, darles responsabilidades añadidas. Tal como decía un profesor mío de aikido, «la ansiedad es energía que no tiene ninguna meta». ¿Cuál es su visión personal del liderazgo? ¿Cuál es tu meta? ¿Y la de tu equipo? ¿Debes introducir algún cambio de altitud en tu manera de liderar?  

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